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4. Repaso general y ejercicios resueltos

Es muy importante  que finalicemos este tema dedicada al estudio de la sintaxis realizando un repaso general de todos los tipos de oraciones subordinadas.

Para hacerlo, os proponemos trabajar a partir de textos, que aprovecharemos para reflexionar sobre la sintaxis.

Si necesitas un repaso rápido de las subordinadas que hemos estudiado en este tema antes de comenzar, te proponemos:

Actividad de Lectura

Imagen en Flickr de Tato 626. Licencia Creative Commons
Las cosas, Gloria Fuertes

Las cosas, a nuestras cosas,
les gustan que las quieran;
a mi mesa le gusta que yo apoye los codos,
a la silla le gusta que me siente en la silla,
a la puerta le gusta que la abra y la cierre
como al vino le gusta que lo compre y lo beba,
mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo,
mi armario se estremece si lo abro y me asomo,
las sábanas son sábanas cuando me echo sobre ellas
y la cama se queja cuando yo me levanto.
¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe?
Como perros las cosas no existen sin el amo.

¿Puedes localizar, en el poema de Gloria Fuertes, diferentes tipos de oraciones?

Caso de estudio

A lo largo de este tema hemos hablado en varias ocasiones de la importancia tanto del nexo como del sentido de la oración para establecer de qué tipo de subordinada se trata en cada caso.

Hemos visto varios ejemplos en los que la conjunción "que" podía introducir distintos tipos de oraciones. Con este ejercicio, os propongo que los repasemos y, al mismo tiempo, realicemos un análisis sintáctico detallado de las dos primeras oraciones que nos servirá para hacer unas prácticas finales.

    Presta mucha atención, asimismo, al uso de las formas no personales.

    • Quiero que me comentes lo último que has hecho en tu trabajo.
    • Acércate hasta aquí, que voy a darte una buena noticia.
    • No me gusta que mis hijos se comporten de esa forma.
    • A mí me parece más importante que lo que tú dices.
    • Estás tan acostumbrado que ya no le prestas atención.
    • ¡Quítate esa careta, que podamos verte mejor la cara!
    • ¡Tenemos que conseguirlo!

    Caso de estudio

    Retrato de Valle-Inclán

    Imagen de Pau Audouard en Wikimedia CommonsDominio público

    "Sonreí con tristeza, y hubo un momento de silencio. Sor Simona dejó la luz sobre la mesa y tornó al borde de la cama. Yo veía en la sombra las dos figuras atentas y graves.

    Comprendiendo la razón de aquel silencio, les hablé:

    —¿Será preciso amputar el brazo?

    El médico y la monja se miraron. Leí en sus ojos la sentencia, y solo pensé en la actitud que a lo adelante [sic] debía adoptar con las mujeres para hacer poética mi manquedad. ¡Quién la hubiera alcanzado en la más alta ocasión que vieron los siglos! Yo confieso que entonces más envidiaba aquella gloria al divino soldado, que la gloria de haber escrito el Quijote. Mientras cavilaba estas locuras volvió el médico a descubrirme el brazo y acabó declarando que la gangrena no consentía espera. Sor Simona le llamó con un gesto, y apartados en un extremo de la estancia los vi conferenciar en secreto. Después la monja volvió a mi cabecera:

    —Hay que tener ánimo, Marqués.

    Yo murmuré:

    —Lo tengo, Sor Simona.

    Y volvió a repetir la buena Madre:

    —¡Mucho ánimo!

    La miré fijamente y le dije:

    —¡Pobre Sor Simona, no sabe cómo anunciármelo!

    La monja guardó silencio y la vaga esperanza que yo había conservado hasta entonces huyó como un pájaro que vuela en el crepúsculo: Yo sentí que era mi alma como viejo nido abandonado. La monja susurró:

    —Es preciso tener conformidad con las desgracias que nos manda Dios.

    Alejóse con leve andar, y vino el médico a mi cabecera. Un poco receloso le dije:

    —¿Ha cortado usted muchos brazos, Doctor?

    Sonrió, afirmando con la cabeza:

    —Algunos, algunos.

    Entraban dos monjas, y se apartó para ayudarlas a disponer sobre una mesa hilas y vendajes. Yo seguía con los ojos aquellos preparativos, y experimentaba un goce amargo y cruel, dominando el femenil sentimiento de compasión que nacía en mí ante la propia desgracia. El orgullo, mi gran virtud, me sostenía. No exhalé una queja ni cuando me rajaron la carne, ni cuando separaron el hueso, ni cuando cosieron el muñón.

    R. del Valle-Inclán: Sonata de invierno

    1. ¿Serías capaz de hacer un breve resumen del texto?

    2. Análisis sintáctico:

    En este tema, hemos estudiado las oraciones compuestas por subordinación adverbial, concretamente aquellas que hemos denominado adverbiales propias porque equivalen al adverbio en la oración simple.

    Para practicar un poco más su análisis, hemos entresacado este ejemplo del texto:

    Mientras cavilaba estas locuras, el médico volvió a descubrir mi brazo y acabó declarando que la gangrena no consentía espera.

    Caso de estudio

    Imagen en Flickr deAheram. Licencia CC

     

    "El lector no debe inquietarse por el hecho de que un poeta no le guste nada y otro le guste mucho, aunque el primero ocupe tres páginas del manual de historia de la literatura y el segundo solo unos pocos renglones. Tampoco debe preocuparse porque en la obra de un poeta le entusiasmen unos poemas y lo dejen frío los demás. Ocurre igual con la música: cuando, hace años, se puso de moda Gustav Mahler, todo melómano debía declarar su admiración por el músico vienés —le gustara o no— porque no admirarlo era algo así como no entender nada de música y estaba muy mal visto. La poesía, desde hace mucho tiempo, no forma parte de la moda (o al menos no a niveles públicamente apreciables), pero sí es posible que con relación a ella el lector se encuentre alguna vez en una situación semejante a la del melómano.

    Hay poesía —como hay música— para todos los gustos, y no tenemos por qué imponer a un paladar —al nuestro— sabores que rechaza claramente. Lo importante es encontrar la poesía que nuestro paladar acoge con gusto; la Historia de Literatura escrita en español (entre España y Latinoamérica) es una despensa fabulosa, y si le añadimos las buenas traducciones de poetas de otras lenguas nuestras —catalana, gallega y vasca— o de lenguas extranjeras, podemos decir que hay reservas para toda la vida y para todos los gustos.

    Pero es inevitable buscar esa poesía apropiada al gusto de cada cual. Quien no lee poesía, evidentemente, no encontrará nunca la que le gusta. El lector también debe ser tolerante consigo mismo hasta el punto de no rechazar para siempre a un poeta que hoy no le interesa. Será difícil que deje de interesarle el que hoy le parece extraordinario, pero puede ser que en el futuro le gusten otros: las lecturas que haga a partir de hoy, las relaciones que mantenga, las experiencias que adquiera o los estudios que realice —aunque estén muy alejados de la literatura— le irán modificando y diversificando su forma de pensar y de sentir, y quizás añadan a su lectura elementos de captación que hoy no tiene o no necesita. Así, es muy posible que a los quince años nos guste mucho Bécquer o Juan Ramón Jiménez y no encontremos nada en Vicente Aleixandre o en César Vallejo. Pero no hay que decir nunca ‘de esa poesía no beberé’: diez años después Aleixandre puede sonar, de pronto, muy cerca de nuestra sensibilidad, o podemos abandonar una parte de la obra de J. R. Jiménez para fijarnos más en otra."

    Pedro Provencio: Guía de lectura de la poesía española contemporánea (1939-1989)

     

    1. Indica qué clase de texto es el que se ha propuesto para analizar.

     

     

    2. Realiza un análisis sintáctico comentado del siguiente enunciado extraído del texto: "El lector no debe inquietarse por el hecho de que un poeta no le guste nada y otro le guste mucho". Es conveniente que insertes un esquema claro de la estructura y funciones de todo el enunciado.

     

    El lector no debe inquietarse por el hecho de que un poeta no le guste nada y otro le guste mucho.

     

    Objetivos